Artículo traducido por Alejandro Borgo, Director del CFI/Argentina.
Pregunta:
Recientemente leí su libro Scientific Paranormal Investigation: How to Solve Unexplained Mysteries (Investigación científica de lo paranormal: Cómo resolver misterios inexplicados) sobre los errores que cometen los cazadores de fantasmas usando detectores de campos electromagnéticos (CEM) en sus investigaciones y por qué no dan resultados productivos. Sin embargo, tenía entendido que los lectores y medidores de CEM se usaban para medir niveles de CEM debido a que altos niveles de CEM podían causar alucinaciones que pueden parecer experiencias paranormales. ¿Me podría decir algo sobre esto?
—M. Chapman
Respuesta:
Muchos cazadores de fantasmas, incluyendo al equipo T.A.P.S. en el programa de televisión Ghost Hunters, usan detectores de CEM para buscar campos electromagnéticos porque creen que los campos magnéticos intensos pueden crear alucinaciones, las cuales a su vez podrían crear la impresión de que son fantasmas. La base de esta teoría proviene principalmente de la investigación realizada por un neurocientífico cognitivo canadiense, Michael Persinger. Encontró que algunas alucinaciones (como las de las experiencias fuera del cuerpo) podrían dispararse estimulando áreas específicas del cerebro con patrones de longitud de onda fija de campos electromagnéticos de alto nivel.
This article was originally featured in Skeptical Inquirer in English.
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Persinger sugirió que los CEM podrían ser responsables de todo, desde los avistajes de OVNIs hasta apariciones religiosas y fantasmas. Como dice el investigador Chris French:
La propuesta es que las fluctuaciones en el campo magnético de la Tierra pueden interactuar con el lóbulo temporal, especialmente en individuos cuyos lóbulos temporales tiene una particular sensibilidad para producir la sensación de una presencia o alucinaciones visuales… Esta explicación plantea la interesante posibilidad de que una estimulación magnética transcerebral podría ser la causa de informes sobre fantasmas y apariciones (French & Stone 2014, 99).
Es una teoría interesante. Desafortunadamente para los cazadores de fantasmas, es solo una teoría —no un efecto probado. De hecho, hay muy poca o ninguna evidencia para apoyar la idea de que los CEM crean fantasmas. No se ven fantasmas en el laboratorio experimental de Persinger, en Ontario; se ven en hospitales abandonados y en sótanos suburbanos. Simplemente, no hay evidencia de que los artefactos domésticos puedan generar CEMs de la frecuencia y potencia suficientes para inducir alucinaciones en un marco clínico.
Ciertamente, el neurocientífico de Yale, Steven Novella dice que la teoría de los CEMs como origen de los fantasmas es “especulativa hasta ahora”. La estimulación electromagnética usada por Persinger
tiene que estar concentrada, y a una cierta frecuencia, para obtener este efecto. Parece improbable que los campos electromagnéticos ambientales puedan estar finamente sintonizados como para causar este efecto… Es una idea interesante; no creo que sea muy plausible. Al presente, si bien es cierto que podemos repetirlo en un laboratorio, no tengo noticias de ninguna evidencia que sugiera que lo que afirma la teoría suceda en alguna parte del mundo (Novella 2010).
Richard Wiseman, en su libro Paranormality: Why We See What Isn’t There (Paranormalidad: ¿Por qué vemos lo que no está ahí?), destaca que varios investigadores trataron de repetir los resultados de Persinger. A un equipo de psicólogos suecos liderado por Pehr Granqvist
le preocupó que algunos de los participantes en los experimentos de Persinger pudieran haber sabido lo que se esperaba de ellos y por lo tanto sus experiencias podrían deberse a la sugestión más que a campos magnéticos sutiles. Para descartar esta posibilidad, Granqvist hizo que todos los participantes usaran un casco que le había prestado Persinger, pero se aseguró de que las bobinas magnéticas solo estuvieran activas en los cascos de la mitad de los participantes. Ni los participantes ni los experimentadores sabían cuando estaban presentes o ausentes los campos magnéticos. Los resultados fueron notables. Granqvist descubrió que los campos magnéticos no tenían absolutamente ningún efecto… Pero todavía no había llegado lo peor para Persinger. En 2009, Chris French y sus colegas del Goldsmiths College de Londres llevaron a cabo su propia investigación sobre las ideas de Persinger ocultando bobinas detrás de las paredes de una habitación totalmente blanca, y luego le pidieron a la gente que se desplazara por el cuarto e informara sobre alguna sensación extraña. Setenta y nueve personas, de a una por vez, visitaron esta casa, la más científica de las casas encantadas, durante 50 minutos. Siguiendo los pasos de Granqvist, French y su equipo se aseguraron de que las bobinas estuvieran activadas solo para la mitad de los visitantes y que ni los participantes ni los investigadores supieran si las bobinas estaban activas o no. Los campos magnéticos no tuvieron ningún efecto sobre lo que la gente dijo que había experimentado, es decir, las experiencias extrañas no tenían relación con los campos magnéticos (Wiseman 2011, 219-220).
En su apuro para aceptar esta explicación “científica” sobre los avistamientos de fantasmas, los investigadores extrapolaron muchísimo la evidencia. Hasta que pueda demostrarse que los CEMs generalizados, no clínicos, puedan crear la percepción psicológica del fenómeno de los fantasmas, no hay valor investigativo alguno para detectar tales campos. Si los investigadores de fantasmas están seguros de que los CEMs de los artefactos del hogar pueden causar alucinaciones fantasmales, hay muchas maneras sencillas de poner a prueba esta teoría. Si Persinger está en lo cierto y los CEMs están de hecho relacionados con la experiencia fantasmal, es porque los CEMs están causando la ilusión de fantasmas. Si los fantasmas existen, pueden o no estar relacionados con los CEMs (no hay evidencia de que lo estén), pero los cazafantasmas que cita la investigación de Persinger en apoyo de sus métodos están minando inconscientemente sus propios argumentos: si usted está seguro de que los fantasmas son reales (y no el producto de alucinaciones inducidas por CMEs), no hay lógica ni razón alguna para usar un dispositivo para detectar dichos CMEs.
Referencias
- French, Christopher, y Anna Stone. 2014. Anomalistic Psychology: Exploring Paranormal Belief and Experience. London: Palgrave MacMillan.
- Novella, Steven. 2010. Getting into the spirit of things. MonsterTalk podcast (March 2).
- Wiseman, Richard. 2011. Paranormality: Why We See What Isn’t There. London: Pan Macmillan.