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27 academias científicas nacionales europeas alertan de 
la inutilidad y el peligro de la homeopatía

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La homeopatía no funciona, su promoción conlleva graves riesgos para la salud y no debería financiarse con dinero público, acaba de decir el Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas (EASAC), organización formada por veinticinco academias científicas nacionales de la Unión Europea, las de Noruega y Suiza, la Federación Europea de Academias de Ciencias y Humanidades (ALLEA), la Academia Europaea y la Federación Europea de Academias de Medicina (FEAM), esta última entidad como observadora.1 “Cualquier efecto de los productos homeopáticos en uso clínico puede explicarse por el efecto placebo, un diseño pobre del estudio, una variación aleatoria, la regresión a la media o el sesgo de publicación”, sentencia el EASAC en una declaración pública.

El negocio anual de los productos medicinales homeopáticos y antroposóficos superaba en 2015 en la UE los 1.000 millones de euros y en Estados Unidos los 3.000 millones, según un informe de la Coalición Europea de Medicamentos Homeopáticos y Antroposóficos -grupo de presión de partidarios de esas prácticas- que cita el EASAC. Los grandes mercados europeos de la homeopatía –y también los grandes fabricantes– son Francia, Alemania, Italia y España, y “las farmacias son el principal canal de comercialización de los productos homeopáticos”, cuyo negocio crece en la UE un 6% anual. Ante esta situación, la declaración del EASAC es un importante paso en la lucha contra la expansión de esta pseudoterapia en Europa, ya que no deja lugar a dudas sobre la postura de la comunidad científica: la homeopatía es un timo peligroso para la salud.

Los autores recuerdan que los fundamentos de la homeopatía -que lo similar cura lo similar y que una sustancia es más potente cuanto más diluida esté-  de que las afirmaciones científicas hechas para la homeopatía “son implausibles e inconsistentes con los principios establecidos de la química y la física”. “La proposición de la homeopatía de que su eficacia puede explicarse mediante la memoria del agua carece de fundamento científico y es implausible”, sentencian. Tras revisar la literatura científica, un comité de doce investigadores presidido por el virólogo alemán Volker ter Meulen concluye que la presunta efectividad de la homeopatía no es tal, sino que se debe principalmente al efecto placebo y que cualquier beneficio potencial de éste tiene como contrapunto, en este caso, importantes riesgos para la salud individual y colectiva.

Etiquetado engañoso

“La promoción y el uso de productos homeopáticos conlleva riesgos importantes. En primer lugar, que suponga para el paciente una demora en la búsqueda de atención médica apropiada, basada en las pruebas, o, peor aún, se le disuada de hacerlo. En segundo lugar, al socavar en general la confianza del paciente y del público en la naturaleza y el valor de la evidencia científica para la toma de decisiones en la atención de la salud y otras prioridades sociales”. Es decir, el daño causado por el homeópata va más allá del individuo y afecta a toda la sociedad, ya que también alimenta la desconfianza hacia la ciencia y el conocimiento basado en pruebas. Además, “la homeopatía plantea preocupantes problemas sobre el consentimiento informado si los profesionales de la salud recomiendan productos que saben que son biológicamente ineficaces”, apunta la EASAC.

El Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas destaca que la homeopatía se beneficia en la UE de una legislación que permite etiquetar sus productos como medicamentos sin necesidad de demostrar su efectividad, sólo con que sean inocuos. Y recuerda cómo academias científicas nacionales como la sueca, la húngara y la británica –las tres miembros de la EASAC– han reclamado que los preparados homeopáticos se sometan a las mismas pruebas experimentales que cualquier otro clasificado como medicamento. El documento no es exhaustivo en la relación de dictámenes de instituciones científicas sobre esta práctica, que sólo en España se enfrenta al rechazo de la Organización Médica Colegial (OMC), de las tres sociedades científicas farmacéuticas y de la Real Academia de Farmacia, así como de un creciente grupo de profesionales de farmacia reunido en el colectivo FarmaCiencia. El presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, ha dicho, por ejemplo, que la homeopatía es un proceso “ilusorio y engañoso” que pertenece “al mundo de las creencias”.

En la misma línea que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, la EASAC reclama que el etiquetado de los preparados homeopáticos cumpla la legislación europea, que exige en todos los productos empaquetados la exposición de la lista de ingredientes con sus cantidades. Frente a eso, los preparados homeopáticos incluyen en sus etiquetas el nombre científico de las sustancias que presuntamente llevan y el grado de dilución. Así, ponen 2C en vez de 0,01% y 30C en vez de 0,0000000000000000000000000000000000000000000000000000000001%, lo que resultaría mucho más informativo para el consumidor. Como destacan los científicos europeos, es “poco probable” que el usuario entienda sin los porcentajes que esos grados de dilución implican que el preparado tiene una mínima parte o nada de principio activo. “La publicidad y la comercialización de los productos y servicios homeopáticos deben ser reguladas para ser exactas y claras: las afirmaciones publicitarias sobre su eficacia y seguridad no deben permitirse sin pruebas demostrables y reproducibles”, añaden los firmantes.

La EASAC pide a la UE que tome medidas frente a esta pseudoterapia en lo que respecta a experimentación, legislación, etiquetado y mercadotecnia, así como en la educación pública. Y, por supuesto, que la pseudoterapia no se financie públicamente. ¿Tomarán de una vez cartas en el asunto los legisladores europeos o seguirán bailando al son que marca la industria homeopática? Como me decía el escéptico argentino Alied Pérez Martínez tras conocer el dictamen de los científicos europeos, “¿qué más falta para terminar con éste timo millonario?”.



Apuntes
  1. El Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas (EASAC) está formado por Federación Europea de Academias de Ciencias y Humanidades (ALLEA), la Academia Europaea, la Academia Austriaca de Ciencias, la Real Academia para las Ciencias y las Artes de Bélgica, la Academia Búlgara de Ciencias, la Academia Checa de Ciencias, la Real Academia Danesa de Ciencias y Letras, la Academia Estonia de Ciencias, el Consejo de Academias Finlandesas, la Academia de Ciencias Francesa, la Academia Nacional de Ciencias de Alemania, la Academia de Atenas, la Academia Húngara de Ciencias, la Real Academia Irlandesa, la Academia Nacional del Lince, la Academia Letona de Ciencias, la Academia Lituana de Ciencias, la Real Academia Holandesa de Artes y Ciencias, la Academia Noruega de Ciencias y Letras, la Academia Polaca de Ciencias, la Academia de Ciencias de Lisboa, la Academia Rumana, la Academia Eslovaca de Ciencias, la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, la Real Academia Española de Ciencias, la Real Academia Sueca de Ciencias, la Real Academia Suiza de Artes y Ciencias, y la Sociedad Real. Además, figura como observadora la Federación Europea de Academias de Medicina.

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